Maria Teresa Urien por Mario Angel Marrodan

La inspiración norteña en la paleta risueña de Teresa Urien 


por Mario Angel Marrodan.





   La pintura de Teresa Urien lo mismo tiene el placer seductor de la creatividad femenina que ese encantamiento pictórico típico de una sensibilidad bien dispuesta a la orgía del color, patentizada en alardes, brios y alientos rebosantes a la hora de armonizar motivo variado según una dicción bella traída y mandamiento plástico . La plena legitimidad de unos lienzos rebosantes de evocaciones, ungimientos y vitolas temáticas refuerzan, o consagran, tales telas como normas delicadas por algo llegado desde los mas disciplinados recursos técnicos arropando a la intensidad tonal de la linea y al calibrado frenesí del trazo, al fin, o, las sendas escapatorias sin trampa de espiritualidad paisajistica aleteando sobre el continente o "leit motiv" central y sobre el contenido o sentido poemático de la obra "teresiana".
 
   Tal pintora nuestra exhibe habitualmente piezas de pequeño formato, pomposas y edénicas, con imágenes invadidas de carácter impresionista con la luz solar de la pincelaron mas empastada, con la que consigue una atmósfera, una exquisitez y un tono especialmente destacable.




Miniatura de 10x13 cm



   Urien es pintora de muy particular refinamiento, de proposiciones soñadoras en el óleo, apuntando brotes en sus aspiraciones pictóricas, que han generado desde el embrión de la dedicación cercana, pasando por una visión del modelo actual, a la estilística fantástica de una armonía nueva. Creación y figuración a impulsos elementales afirman la imaginación y el pensamiento de la artista, que da rienda suelta a la vocación en pos de la conquista de objetos para la contemplación tratados desde su experiencia acústica.
   Las obras firmadas T.Urien son muestras que corresponden todo un esfuerzo por sacar a luz y color, y por medio de los pinceles, el sentir individual ante el mágico y complejo mundo de la pintura.
   Εl elemento cromático es básico y fundamental en la paleta de Maite Urien, que consigue impactar a quienes conocemos su arte de pintar en bellos ejercicios y hermosos espectáculos visuales, hasta el punto de hacerme proclamar convencidamente las buenas nuevas de la pintura.





San Juan de Gaztelugatxe visto por Maite Urien.





   Maria Teresa nos da la pauta de la salida hacia fuera del mundo plástico, que lleva dentro en la variada temática de su tan interesante aportación estilística, en plena búsqueda de su identidad evoca lugares de visita enraizados en la tradición visual como fuente inspirativa de la labor del espíritu poético de esta dignificadora de nuestros paisajes, la que mucho disfruta y tanto nos hace disfrutar con ello.
   El alma pictórica de Maite Urien cultiva de manera profunda y pletórica el flujo y reflujo vital de las pulsaciones de colores que nos las proyecta como señales luminosas en el paraje -fielmente reflejado- de los valores primarios alcanzando su máxima expresión en la imagen lírica.









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