Maria Teresa Urien vista por Luis de Castresana.

Texto monográfico  del escritor Luis de Castresana para el fascículo 244 del Volumen XXIII de la "Biblioteca: Pintores y escultores de ayer, hoy y mañana."

Editorial La Gran Enciclopedia Vasca.







"En alguna ocasión ha dicho Maria Teresa Urien que entre los muchos pintores de aquí y de allá que admira, a través del tiempo y del espacio, colocaría en primer linea a los impresionistas Manet y Monet, a lo flamencos, y a Botticelli. Y creo que estas preferencias sirven en si mismas para encauzar, en mas de un sentido, su propia pintura. Porque Maite Urien sigue al pie de la letra el amor al color, a la luz, a la intemperie, del impresionismo;y tiene, al mismo tiempo, un algo del elegante encanto botticelliano en su pincelada, en su óptica pictórica, y un indudable parentesco con la matización atmosférica de sus paisajes por la escuela flamenca.







Paisaje de Claude Monet,Vetheuil









"Paisaje"

óleo sobre lienzo 16X22cm

Maria Teresa Urien








    Maite Urien, que pinta todo lo pintable, que ante el caballete no se arrenda ante genero alguno, ni ante el retrato, ni ante la figura, ni ante el bodegón,es, sobre todo, paisajista. Y aunque siempre lleva el cuaderno de apuntes para esbozar un cuadro futuro en cualquier itinerario, deteniendo el coche ante el paisaje que la enamora, lo que mas profundamente siente y expresa es, esencialmente, aquello que cada día tiene hondamente corazón adentro y delante de los ojos: el paisaje vasco. Maite Urien es, con todas sus consecuencias, una impresionista vasca que sabe unir, el encanto de la temática paisajista, a la referencia entrañable del "argumento" o motivo paisajistico, la calidad propia de una pintora que tras largos años de estudio, de disciplina, de dedicación, esta alcanzando su mejor momento y domina por igual la doble gramática de la técnica y de las emociones.








"Paisaje alaves"

óleo sobre lienzo 16x22 cm

Maite Urien





  Cada pintura de Maite Urien es siempre, por definición, lo que ante todos debe ser un cuadro colgado en casa: es decir, algo que, en sus efectos, sea como una ventana abierta en la pared. Y cada una de sus pinturas es, ademas, otra cosa: una obra de arte siempre grata, siempre decorativa y siempre con calidad artística. Ha exhibido sus cuadros aquí y allá en diversos lugares de Euskal-Herria, de toda España, y algunas de sus pinturas figuran en museos y colecciones privadas de aquí y del extranjero.

  Me impresiona de Maite Urien algo que parece muy importante: me refiero a su vocación, a su dedicación, a su fervor de pintora que, al pie del caballete, se transfigura, se crece, cumpliendo en gran medida, a través de la pintura, su destino de criatura humana. Ya desde niña tenia la costumbre de pintar ella misma las tarjetas de felicitación que enviaba a sus amigas. Y la caja de pinturas que le regalo su padre, allá en su infancia, fue para Maite como un encuentro con su destino. Era apenas un adolescente y ya suspiraba ella, como en los versos de Alberti:

                                                 ...la locura
                                            por una caja de pintura,
                                            un lienzo en blanco, un caballete.

  Como el poeta pintor, también Maite podría decirle al pincel: "Tu vida es tallo que sin tierra crece". Y al color: "Los posibles en ti nunca se acaban". Impulsada por su ferrosa vocación y por su talento pictórico, alentada en todo momento por su marido (el ingeniero industrial Juan Antonio Ruiz Alberdi), Maite Urien es como una fervorosa devota de Nuestra Señora La Pintura que se enfrenta a su arte, a cada una de sus pinturas, a cada uno de sus cuadros, con amor y responsabilidad, con sensibilidad y con talento. Es un nombre que ya cuenta y suena en la Pintura Vasca y que sin duda ha de contar y sonar mas y mas cada día."


                                                            


                                                                 Luis de Castresana.


                                                                  Bilbao, junio 1980.




                                                               



Luis de Castresana y Rodriguez fue un periodista, escritor y pintor vizcaíno. Nació en Ugarte, barrio de El Valle de Trapaga y murió en Basurto (Bilbao) el 17 de julio de 1986 a los 61 años de edad.




    









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